Las mujeres no acostumbran a quejarse de ello. Sin embargo, la mitad sufrirá al menos una infección de orina en algún momento de su vida y para muchas terminará convirtiéndose en un problema recurrente. Además, a partir de cierta edad tampoco los hombres logran escapar a este problema.
Se trata de un trastorno incapacitante y doloroso que se da con mucha frecuencia en verano. Para tratarlo se suelen prescribir antibióticos, que resultan catastróficos para la salud a largo plazo. Ante esto, se deberían priorizar las eficaces soluciones naturales que existen y limitar el uso de los antibióticos, utilizándolos únicamente como último recurso.
La infección urinaria siempre comienza de la misma forma: al orinar, aparece de repente una sensación de cosquilleo bastante desagradable. Si es la primera vez que sufre esta infección, es posible que tarde en darse cuenta de que algo no va bien.
Sin embargo, en apenas unas horas, la necesidad de ir al baño será imperiosa y casi permanente, a veces para expulsar apenas unas gotas. Las micciones se vuelven dolorosas y escuecen. A veces también pueden desprender un olor desagradable y ser algo fangosas, o incluso ir acompañadas de algunos rastros de sangre.
Entonces sí, sin ninguna duda, usted identificará que hay un problema y se apresurará a acudir al médico.
Si no presenta fiebre ni antecedentes particulares, el doctor establecerá el diagnóstico fácilmente: se trata de una cistitis -una inflamación de la vejiga generalmente provocada por la proliferación de bacterias intestinales de tipo Escherichia coli (E. coli)-.
La cistitis es la infección urinaria más corriente y menos grave, pero si no se trata con rapidez las bacterias pueden colonizar las vías urinarias y terminar provocando serios problemas, sobre todo si llegan a afectar a los riñones (pueden causar pielonefritis -infección del riñón y la pelvis renal-, cálculos renales e incluso insuficiencia renal).
Una vez establecido el diagnóstico, el médico le prescribirá antibióticos y usted comenzará a mejorar rápidamente.
Si usted está en el grupo de los más afortunados, no volverá a tener ningún problema, pero para el resto será simplemente un respiro antes de la próxima infección.
¿Por qué afecta más a las mujeres?
La orina se compone en un 96% de agua, además de sales y de componentes orgánicos.
El sistema urinario es un medio naturalmente hostil para las bacterias. La pared de la vejiga contiene células inmunitarias, así como sustancias antibacterianas, y el flujo urinario permite expulsar regularmente los bacilos que intentan subir hacia la vejiga y los riñones. Pero, a pesar de disponer de todas estas líneas de defensa, a veces las bacterias consiguen colonizar el sistema urinario.
La frecuencia con la que se sufren las infecciones de orina depende mucho del sexo y la edad. En el caso de las mujeres, la proximidad entre el ano y el orificio externo de la uretra facilita enormemente la llegada de las bacterias intestinales provenientes del recto. Además, la uretra femenina mide apenas 4 cm, con lo que estos bacilos tienen menos camino que recorrer antes de llegar a la vejiga.
Una de cada dos mujeres padece al menos una infección de orina en su vida y cerca del 3% de las mujeres adultas padecen una cistitis cada año.
En el caso de los hombres, el escaso número de infecciones urinarias se explica principalmente por la longitud de su uretra (20 cm). Por otro lado, la acidez de sus secreciones prostáticas es antibacteriana.
No obstante, a partir de los 50 años el riesgo de infección de orina aumenta también para ellos con la aparición de los problemas de próstata, como por ejemplo la hipertrofia benigna de próstata, que impiden a la vejiga vaciarse completamente.
Con la edad, por lo tanto, este tipo de infecciones se hacen más frecuentes y la diferencia entre hombres y mujeres que las padecen tiende a reducirse.
Pero hay más factores asociados a la edad que favorecen la aparición de este problema:
- Las personas de más edad tienden a beber menos.
- Se padecen más problemas de tránsito intestinal.
- Las paredes de la vejiga pierden parte de su capacidad para librarse de las bacterias.
- Aparecen los problemas de incontinencia.
8 gestos simples para prevenir las infecciones de orina
Aunque crea que los antibióticos son la solución más fácil para la infección de orina, está a punto de descubrir que es mucho más sencillo (y, por supuesto, mucho más razonable y saludable) prevenirla mejorando sus hábitos cotidianos de una forma sencilla.
- Beber lo suficiente. Es la forma más sencilla de disminuir el riesgo de infección. Debe beber al menos 1,5 litros al día. Su orina estará más diluida y sus micciones serán más frecuentes, por lo que también expulsará con mayor regularidad las posibles bacterias que tratan de subir por la uretra.
- No aguantar sin ir al baño. Debe ir regularmente al baño y evitar aguantar las ganas.
Es importante acudir al baño a orinar después de cada relación sexual, además de limpiarse con una toallita íntima y beber abundantemente. - Limpiarse en la dirección correcta. Después de hacer de vientre, límpiese de adelante a atrás para evitar el paso de las bacterias por la zona próxima a la uretra.
- Elegir la ropa adecuada. Está desaconsejado llevar pantalones demasiado ceñidos o ropa interior de material sintético, ya que provocan sudoración e irritación y, por lo tanto, el desarrollo de los gérmenes.
- Cuidado con los dulces. Las personas que sufren repetidas infecciones deben limitar el consumo de dulces, que también favorecen el crecimiento de esos gérmenes. (1)
- Ojo con el exceso de carne. Según algunas investigaciones, la alimentación y, por lo tanto, la composición de las heces, podría tener una influencia significativa sobre el riesgo de padecer infecciones de orina. Un estudio llevado a cabo en 2007 demostró que un consumo excesivo de carne (particularmente de ave de corral) podía acelerar las infecciones de las vías urinarias. (2)
- Atención a las bacterias resistentes en la alimentación industrial. Los investigadores americanos creen que en la ganadería industrial los animales están contaminados por bacterias resistentes a los antibióticos. Estas bacterias pasan de la comida a nuestra sangre y terminan contaminando algunos órganos, como por ejemplo el tracto urinario.
Considere limitar el consumo de carne -en particular de ganadería intensiva- para intentar reducir el riesgo de infecciones. - Vigile el tránsito. Por último, debe estar particularmente atento a su tránsito intestinal, ya que ciertas alteraciones -como el estreñimiento o la diarrea- pueden ser causantes de infecciones de orina.
Es por esta razón por la que también los probióticos o las soluciones a base de plantas que actúan sobre el tránsito pueden ser eficaces para prevenir las infecciones recurrentes. (3)
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