Algunos medicamentos que se usan de forma habitual podían esconder un
efecto secundario indeseado si se consumen a dosis inadecuadas y
durante tiempos prolongados. Los fármacos anticolinérgicos (que bloquean
la acetilcolina, un neurotransmisor del sistema nervioso), entre los
que se encuentran antidepresivos tricíclicos, como la doxepina,
antihistamínicos de primera generación, como la clorfeniramina, y
antimuscarínicos para el control de la vejiga, tales como oxibutinina,
podrían, según un trabajo que se publica en «Archives of Internal
Medicine», aumentar el riesgo de desarrollar demencia, incluyendo la
enfermedad de Alzheimer.
El trabajo ha analizado durante más de siete años, en una muestra superior a 3.500 personas, si existía un vínculo entre el consumo de estos medicamentos y un mayor riesgo de demencia. Según sus autores, es el primer estudio que muestra una respuesta con relación a la dosis: a mayor consumo de medicamentos anticolinérgicos, más riesgo de desarrollar demencia. Y también es el primero en sugerir que este riesgo de demencia puede persistir y puede no ser reversible incluso años después de que se hayan dejado de tomar. (Los efectos anticolinérgicos se producen porque algunos medicamentos bloquean el neurotransmisor llamado acetilcolina en el cerebro y el organismo, lo que puede causar muchos efectos secundarios, como somnolencia, dolor de garganta, retención de orina y sequedad en la boca y los ojos).
El primer estudio en sugerir que el riesgo de demencia puede persistir y puede no ser reversible, incluso años después de que se hayan dejado de tomar
«Las personas mayores deben ser conscientes de que muchos de los medicamentos, entre los que se adquieren sin receta médica, poseen importantes efectos anticolinérgicos», afirma Shelly Gray, de la Universidad de Washington (EE.UU.) y primer autor del informe. Ahora bien, advierte, «nadie debería dejar de tomar cualquier tratamiento sin consultar a su médico», pero avisa los médicos deben «revisar regularmente los regímenes de medicamentos de sus pacientes de mayor edad para tratar de sustituir los medicamentos anticolinérgicos por otro o usarlos en dosis más bajas».
Por ejemplo, el estudio estima que las personas que toman al menos 10 mg / día de doxepina, 4 mg / día de difenhidramina, o 5 mg / día de oxibutinina durante más de tres años podría tener un en riesgo de desarrollar demencia. La buena noticia es que hay medicamentos alternativos para los dos primeros: un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina (ISRS), como citalopram (Celexa) o fluoxetina (Prozac) para la depresión, y un antihistamínico de segunda generación como la loratadina (Claritin) para las alergias. Aunque añade que es más difícil de encontrar medicamentos alternativos para la incontinencia urinaria, pero algunos cambios de comportamiento pueden reducir este problema.
Autopsias del cerebro
El informe, reconoce Gray puede servir para que, «en las situaciones en las que es preciso recetar un medicamento con efectos anticolinérgicos, ya que es la mejor terapia para sus pacientes, los médicos deben ajustar la dosis efectiva más baja, supervisar la terapia con regularidad para asegurarse de que funciona, y detener la terapia si ésta es ineficaz».
El trabajo tendrá una segunda parte porque algunos de sus participantes han dado su consentimiento para que, una vez fallecidos, se haga la autopsia en su cerebro con el fin de comprobar si aquellos que tomaron medicamentos anticolinérgicos tienen patología relacionada con el alzhéimer en sus cerebros en comparación con las que consumieron estos fármacos.
Demencia o deterioro
Sin embargo si el efecto es o no reversible es algo que está por determinar, reconocen en un comentario Noll Campbell y Malaz Boustani, del Instituto Regenstrief y de la Universidad de Indiana. Muchas personas mayores toman dos, tres o más fármacos que tienen un impacto negativo en su función cerebral, aseguran estos expertos que durante la última década han llevado a cabo estudios que han encontrado asociaciones entre la exposición a medicamentos anticolinérgicos y el diagnóstico clínico de deterioro cognitivo leve o demencia.
Según Campbell y Boustani, hacen falta más investigaciones para determinar si el deterioro cognitivo causado por los efectos adversos de los medicamentos puede ser reversible. «Mientras que el estudio de Gray sugiere que los efectos cognitivos adversos de los medicamentos son permanentes y conducen a demencia, una condición no reversible, nosotros hemos visto una asociación más fuerte de estos medicamentos con el diagnóstico de deterioro cognitivo leve que con la demencia, que sí es reversible», matiza Campbell.
El trabajo ha analizado durante más de siete años, en una muestra superior a 3.500 personas, si existía un vínculo entre el consumo de estos medicamentos y un mayor riesgo de demencia. Según sus autores, es el primer estudio que muestra una respuesta con relación a la dosis: a mayor consumo de medicamentos anticolinérgicos, más riesgo de desarrollar demencia. Y también es el primero en sugerir que este riesgo de demencia puede persistir y puede no ser reversible incluso años después de que se hayan dejado de tomar. (Los efectos anticolinérgicos se producen porque algunos medicamentos bloquean el neurotransmisor llamado acetilcolina en el cerebro y el organismo, lo que puede causar muchos efectos secundarios, como somnolencia, dolor de garganta, retención de orina y sequedad en la boca y los ojos).
El primer estudio en sugerir que el riesgo de demencia puede persistir y puede no ser reversible, incluso años después de que se hayan dejado de tomar
«Las personas mayores deben ser conscientes de que muchos de los medicamentos, entre los que se adquieren sin receta médica, poseen importantes efectos anticolinérgicos», afirma Shelly Gray, de la Universidad de Washington (EE.UU.) y primer autor del informe. Ahora bien, advierte, «nadie debería dejar de tomar cualquier tratamiento sin consultar a su médico», pero avisa los médicos deben «revisar regularmente los regímenes de medicamentos de sus pacientes de mayor edad para tratar de sustituir los medicamentos anticolinérgicos por otro o usarlos en dosis más bajas».
Por ejemplo, el estudio estima que las personas que toman al menos 10 mg / día de doxepina, 4 mg / día de difenhidramina, o 5 mg / día de oxibutinina durante más de tres años podría tener un en riesgo de desarrollar demencia. La buena noticia es que hay medicamentos alternativos para los dos primeros: un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina (ISRS), como citalopram (Celexa) o fluoxetina (Prozac) para la depresión, y un antihistamínico de segunda generación como la loratadina (Claritin) para las alergias. Aunque añade que es más difícil de encontrar medicamentos alternativos para la incontinencia urinaria, pero algunos cambios de comportamiento pueden reducir este problema.
Autopsias del cerebro
El informe, reconoce Gray puede servir para que, «en las situaciones en las que es preciso recetar un medicamento con efectos anticolinérgicos, ya que es la mejor terapia para sus pacientes, los médicos deben ajustar la dosis efectiva más baja, supervisar la terapia con regularidad para asegurarse de que funciona, y detener la terapia si ésta es ineficaz».
El trabajo tendrá una segunda parte porque algunos de sus participantes han dado su consentimiento para que, una vez fallecidos, se haga la autopsia en su cerebro con el fin de comprobar si aquellos que tomaron medicamentos anticolinérgicos tienen patología relacionada con el alzhéimer en sus cerebros en comparación con las que consumieron estos fármacos.
Demencia o deterioro
Sin embargo si el efecto es o no reversible es algo que está por determinar, reconocen en un comentario Noll Campbell y Malaz Boustani, del Instituto Regenstrief y de la Universidad de Indiana. Muchas personas mayores toman dos, tres o más fármacos que tienen un impacto negativo en su función cerebral, aseguran estos expertos que durante la última década han llevado a cabo estudios que han encontrado asociaciones entre la exposición a medicamentos anticolinérgicos y el diagnóstico clínico de deterioro cognitivo leve o demencia.
Según Campbell y Boustani, hacen falta más investigaciones para determinar si el deterioro cognitivo causado por los efectos adversos de los medicamentos puede ser reversible. «Mientras que el estudio de Gray sugiere que los efectos cognitivos adversos de los medicamentos son permanentes y conducen a demencia, una condición no reversible, nosotros hemos visto una asociación más fuerte de estos medicamentos con el diagnóstico de deterioro cognitivo leve que con la demencia, que sí es reversible», matiza Campbell.
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