Una planta que le “resucita”
Hoy quiero hablarle de una planta que se parece en cierta forma al ser humano y que devuelve la vitalidad a los enfermos, los ancianos, los convalecientes y las personas agotadas.
Se trata de una de las plantas míticas en la historia de la medicina, y hoy en día es la planta medicinal más utilizada del mundo. (1)
Por eso, cuando le diga que voy a hablarle del ginseng, quizá usted diga “¡Ah, bueno, es eso!” Pero… ¡espere un momento! Debe saber que no es ginseng todo lo que se dice que lo es. El ginseng es uno de los productos naturales con el que más fraudes y timos se producen.
Así que lo que hoy voy a contarle es muy importante si quiere conocer si en su caso puede ser interesante el ginseng, cómo debe tomarlo y durante cuánto tiempo; pero también para saber cómo evitar que le timen si se decide a tomarlo.
Vamos a viajar hasta China, remontándonos muchos, muchísimos años atrás.
En esa época, en los parajes más recónditos y misteriosos de algunos fríos bosques de montaña, se descubrió el ginseng, una planta rarísima que necesita entre cinco y siete años para crecer.
Sus propiedades frente al cansancio y el agotamiento eran innegables y, con los años, su fama fue creciendo.
Así, su recolección representaba una fuente de riqueza fabulosa para los privilegiados que sabían dónde encontrarla, hasta que el emperador de China y su corte decidieron apoderarse de ella y pusieron fin a su comercio, hasta el punto de que todo aquel que infringía la ley era sometido a unos castigos atroces.
De este modo, esta planta milagrosa permaneció en el olvido durante siglos, y sólo se utilizaba para asegurar la increíble longevidad de las dinastías chinas. El secreto permaneció oculto durante milenios, convertido casi en una leyenda secreta.
Fue entonces cuando el sabio emperador Sheng Nong, padre de la medicina y de la agricultura, escribió todo un tratado dedicado a las propiedades medicinales de más de 300 remedios naturales. El valioso texto original escrito por el emperador se perdió, pero hasta nosotros ha llegado una versión posterior, el Shennong Bencao Jing, considerado el primer tratado de fitoterapia china, en el que ya se hablaba de las increíbles propiedades del ginseng, de sabor “dulce y ligeramente amargo”. El sabio aseguraba que el ginseng reforzaba las cinco vísceras, apaciguaba el espíritu, abría el corazón, combatía las malas energías y alargaba la vida.
Hacia el año 1000 a. C., unos marinos moriscos decidieron llevar a Europa esta planta fabulosa. Pero la decepción fue inmensa, ya que los médicos europeos tan sólo obtuvieron unos resultados modestos.
Y así llegamos hasta nuestros días.
Tres mil años más tarde, es decir, en pleno siglo XX, los científicos descubrieron la razón de este fracaso: solamente las plantas que verdaderamente “se parecen a un ser humano, con su cabeza, el cuerpo, las manos y las piernas” son eficaces, explica la Dr. Ma Fan, especialista de Lyon que da clases en la Escuela de Medicina China de Lausana. (2)
Y es que los principios activos están dispersos, no se encuentran con la misma concentración en cada raíz y varían en función del lugar, la naturaleza del suelo y otras condiciones ambientales.
Y gracias a los avances científicos recientes esta planta se encuentra finalmente en Occidente bajo una forma muy eficaz que la gran mayoría conoce bajo el nombre de “ginseng”.
Cansancio, estrés, agotamiento…
El ginseng es un estimulante del sistema nervioso, físico e intelectual que aumenta la resistencia física y acelera la convalecencia. Actúa en lo más profundo del organismo y es apreciado por su carácter “adaptógeno”; es decir, que permite al organismo adaptarse más rápido a cualquier forma de estrés (físico, nervioso o intelectual). Su uso es muy valorado por:
- Tonificar el organismo de las personas cansadas o debilitadas (tras un esfuerzo, por la edad, por sufrir alguna enfermedad o tras un accidente).
- Restablecer la capacidad de trabajo físico y concentración intelectual después de un arduo esfuerzo o un periodo de agotamiento.
- Acelerar la convalecencia.
- Luchar contra la astenia funcional (fatiga).
- Soportar el estrés crónico.
- Estimular el sistema inmunitario y la libido.
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