Adiós a la pasta de dientes plagada de químicos
La idea de llenarse la boca con un montón de productos químicos nocivos no es agradable para nadie. Y, sin embargo, es lo que todo el mundo hace a diario (¡y varias veces al día!) al lavarse los dientes con dentífricos industriales.
Ahora bien, hay tres opciones posibles para evitar las sustancias más peligrosas que esconden las pastas de dientes convencionales (el BHT, el triclosán y los PEG; es decir, sustancias sospechosas de actuar como disruptores endocrinos):
En primer lugar, se puede optar por un dentífrico que cuente con certificado “bio”. Por norma general los sellos que los certifican garantizan que los fabricantes no han usado sustancias sintéticas o polémicas.
Todavía más natural, también podría optar por un dentífrico sólido. Estos suelen fabricarse a base de carbonato de calcio, de arcilla, de glicerina vegetal, de aceites esenciales… Y para usarlos hay que pasar el cepillo de dientes sobre una “piedra” (como si se tratase de una pastilla de jabón) y luego aplicarlo sobre los dientes.
Ir un paso más allá (¡precisamente lo que hoy le propongo!) sería preparar usted mismo su propio dentífrico. Lo mejor es que apueste por una receta suave, que pueda usar todos los días y que no ponga en riesgo su esmalte. Y es cierto que hay determinadas pautas que debe seguir si quiere evitar que las cosas salgan mal. ¡Pero verá cómo se trata de una elaboración de lo más sencilla!
En su mano está empezar hoy mismo a evitar ese “festival” de flúor, aromas sintéticos, materiales derivados de la petroquímica y temibles conservantes como el triclosán. Y la solución es mucho más fácil de lo que probablemente imagina: todo pasa por ¡fabricar su propio dentífrico casero y natural!
Lo único que va a echar en falta en él respecto a los dentífricos convencionales es el típico sabor y aroma mentolado, así como el resultado espumoso. Pero a cambio sus dientes lucirán más limpios y sanos que nunca y, lo más importante: dejará de envenenarse poco a poco con los productos químicos que contienen las pastas de dientes de supermercado.
Ahora bien, antes de darle la receta de un dentífrico sano y eficaz que podrá preparar usted mismo en casa, permítame hablarle un poco sobre tres ingredientes naturales famosos por sus virtudes limpiadoras y purificadoras:
1. La sal marina
La sal marina se considera un eficaz remineralizante para los dientes, al tiempo que también combate de forma efectiva las bacterias y contribuye a blanquear los dientes y a refrescar el aliento.
Sin embargo, por desgracia su aplicación no es demasiado agradable (además no es conveniente usarla pura).
2. El bicarbonato de sodio
Se trata de una sustancia de pH alcalino y que, por tanto, ayuda a combatir la acidez en la boca. Similar a la tiza pero comestible, se trata de un abrasivo suave y natural.
De hecho, con mucha frecuencia se añade a las recetas de pasta de dientes caseras, ya que pule y limpia el esmalte dental. Pero ¡cuidado!, en una dosis demasiado alta el bicarbonato de sodio puede terminar fragilizando las piezas dentales.
3. El aceite de coco
Se trata de un producto de resultados sorprendentes, ya que su composición en ácidos grasos lo vuelve muy eficaz contra las bacterias.
Una vez analizados estos ingredientes, le animo a preparar una pasta de dientes suave mezclando los siguientes:
1 vaso de aceite de coco fundido al baño maría.
1 cucharada de bicarbonato de sodio.
Para conservarlo se vierte la mezcla (no muy caliente) en un molde hermético bien desinfectado y se añaden, si se desea, 4 gotas de aceite esencial (AE) de menta piperita o de laurel (dependiendo del gusto).
Una vez que el aceite se enfríe el bálsamo obtenido será sólido y además al usarlo no hará espuma, de ahí que no guste a algunas personas.
Por eso quiero proponerle alguna solución más que también va a poder preparar usted mismo en casa.
Mi receta de dentífrico en polvo sano y natural
Se trata de un dentífrico en polvo que se transforma en una especie de leche al contacto con la saliva. Una fórmula fácil de preparar, rica en minerales y que deja una agradable sensación de aliento fresco.
Para conseguir un pequeño bote de polvo (de algo más de 30 g) siga los siguientes pasos:
En un recipiente de acero inoxidable o de cerámica, mezcle a partes iguales 1 cucharada sopera de arcilla blanca superfina (caolinita), otra de carbonato de calcio (disponible en farmacias o tiendas especializadas) y otra de bicarbonato de sodio alimentario.
Mezcle con cuidado los diferentes polvos y añádales varias gotas de uno o varios aceites esenciales (AE) de su elección (las mujeres embarazadas y los niños podrían probar 5 gotas de AE de limón y 2 ó 3 de árbol de té; los demás quizá prefieran del frescor de 10 gotas de AE de menta piperita -ojo, este último no conviene ni a los más pequeños ni a las embarazadas-).
Con la ayuda de un pequeño mortero mezcle bien todo hasta conseguir un resultado homogéneo y sin grumos.
Meta el resultado en un bote previamente desinfectado.
Una vez lista la elaboración, bastará con sumergir el cepillo de dientes (seco) en el bote y sacarlo con una fina capa de polvo sobre sus cerdas (sacuda el excedente; una pequeña cantidad es más que suficiente para dejar sus dientes limpios).
A continuación cepíllese los dientes como de costumbre (si quiere puede mojar levemente el cepillo una vez fuera del bote).
Podrá conservar esta mezcla dentífrica hasta 6 meses si la mantiene protegida de la luz, del calor y de la humedad.
De este modo mantendrá su boca completamente sana y alejada de las peligrosas sustancias químicas. Ahora bien, en cualquier caso, me gustaría recordar, como siempre que trato estos temas, la importancia de visitar cada cierto tiempo al dentista. Nada puede sustituir una consulta con él ni su valoración acerca de su salud bucal.
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La idea de llenarse la boca con un montón de productos químicos nocivos no es agradable para nadie. Y, sin embargo, es lo que todo el mundo hace a diario (¡y varias veces al día!) al lavarse los dientes con dentífricos industriales.
Ahora bien, hay tres opciones posibles para evitar las sustancias más peligrosas que esconden las pastas de dientes convencionales (el BHT, el triclosán y los PEG; es decir, sustancias sospechosas de actuar como disruptores endocrinos):
En primer lugar, se puede optar por un dentífrico que cuente con certificado “bio”. Por norma general los sellos que los certifican garantizan que los fabricantes no han usado sustancias sintéticas o polémicas.
Todavía más natural, también podría optar por un dentífrico sólido. Estos suelen fabricarse a base de carbonato de calcio, de arcilla, de glicerina vegetal, de aceites esenciales… Y para usarlos hay que pasar el cepillo de dientes sobre una “piedra” (como si se tratase de una pastilla de jabón) y luego aplicarlo sobre los dientes.
Ir un paso más allá (¡precisamente lo que hoy le propongo!) sería preparar usted mismo su propio dentífrico. Lo mejor es que apueste por una receta suave, que pueda usar todos los días y que no ponga en riesgo su esmalte. Y es cierto que hay determinadas pautas que debe seguir si quiere evitar que las cosas salgan mal. ¡Pero verá cómo se trata de una elaboración de lo más sencilla!
En su mano está empezar hoy mismo a evitar ese “festival” de flúor, aromas sintéticos, materiales derivados de la petroquímica y temibles conservantes como el triclosán. Y la solución es mucho más fácil de lo que probablemente imagina: todo pasa por ¡fabricar su propio dentífrico casero y natural!
Lo único que va a echar en falta en él respecto a los dentífricos convencionales es el típico sabor y aroma mentolado, así como el resultado espumoso. Pero a cambio sus dientes lucirán más limpios y sanos que nunca y, lo más importante: dejará de envenenarse poco a poco con los productos químicos que contienen las pastas de dientes de supermercado.
Ahora bien, antes de darle la receta de un dentífrico sano y eficaz que podrá preparar usted mismo en casa, permítame hablarle un poco sobre tres ingredientes naturales famosos por sus virtudes limpiadoras y purificadoras:
1. La sal marina
La sal marina se considera un eficaz remineralizante para los dientes, al tiempo que también combate de forma efectiva las bacterias y contribuye a blanquear los dientes y a refrescar el aliento.
Sin embargo, por desgracia su aplicación no es demasiado agradable (además no es conveniente usarla pura).
2. El bicarbonato de sodio
Se trata de una sustancia de pH alcalino y que, por tanto, ayuda a combatir la acidez en la boca. Similar a la tiza pero comestible, se trata de un abrasivo suave y natural.
De hecho, con mucha frecuencia se añade a las recetas de pasta de dientes caseras, ya que pule y limpia el esmalte dental. Pero ¡cuidado!, en una dosis demasiado alta el bicarbonato de sodio puede terminar fragilizando las piezas dentales.
3. El aceite de coco
Se trata de un producto de resultados sorprendentes, ya que su composición en ácidos grasos lo vuelve muy eficaz contra las bacterias.
Una vez analizados estos ingredientes, le animo a preparar una pasta de dientes suave mezclando los siguientes:
1 vaso de aceite de coco fundido al baño maría.
1 cucharada de bicarbonato de sodio.
Para conservarlo se vierte la mezcla (no muy caliente) en un molde hermético bien desinfectado y se añaden, si se desea, 4 gotas de aceite esencial (AE) de menta piperita o de laurel (dependiendo del gusto).
Una vez que el aceite se enfríe el bálsamo obtenido será sólido y además al usarlo no hará espuma, de ahí que no guste a algunas personas.
Por eso quiero proponerle alguna solución más que también va a poder preparar usted mismo en casa.
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Se trata de un dentífrico en polvo que se transforma en una especie de leche al contacto con la saliva. Una fórmula fácil de preparar, rica en minerales y que deja una agradable sensación de aliento fresco.
Para conseguir un pequeño bote de polvo (de algo más de 30 g) siga los siguientes pasos:
En un recipiente de acero inoxidable o de cerámica, mezcle a partes iguales 1 cucharada sopera de arcilla blanca superfina (caolinita), otra de carbonato de calcio (disponible en farmacias o tiendas especializadas) y otra de bicarbonato de sodio alimentario.
Mezcle con cuidado los diferentes polvos y añádales varias gotas de uno o varios aceites esenciales (AE) de su elección (las mujeres embarazadas y los niños podrían probar 5 gotas de AE de limón y 2 ó 3 de árbol de té; los demás quizá prefieran del frescor de 10 gotas de AE de menta piperita -ojo, este último no conviene ni a los más pequeños ni a las embarazadas-).
Con la ayuda de un pequeño mortero mezcle bien todo hasta conseguir un resultado homogéneo y sin grumos.
Meta el resultado en un bote previamente desinfectado.
Una vez lista la elaboración, bastará con sumergir el cepillo de dientes (seco) en el bote y sacarlo con una fina capa de polvo sobre sus cerdas (sacuda el excedente; una pequeña cantidad es más que suficiente para dejar sus dientes limpios).
A continuación cepíllese los dientes como de costumbre (si quiere puede mojar levemente el cepillo una vez fuera del bote).
Podrá conservar esta mezcla dentífrica hasta 6 meses si la mantiene protegida de la luz, del calor y de la humedad.
De este modo mantendrá su boca completamente sana y alejada de las peligrosas sustancias químicas. Ahora bien, en cualquier caso, me gustaría recordar, como siempre que trato estos temas, la importancia de visitar cada cierto tiempo al dentista. Nada puede sustituir una consulta con él ni su valoración acerca de su salud bucal.
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